Le tenemos miedo a la soledad,
como si a veces no fuera la única que puede salvarnos.
Como si no fuera necesaria de vez en cuando, para escarbar en nuestro interior.
Le tenemos miedo a la soledad,
porque nos han educado en el compromiso social, en la calidez de la multitud,
pero no nos dijeron que tan importante como saber rodearse, es saber encontrarse a uno mismo.
Que reír solo,
bailar solo,
viajar solo,
estar solo,
afrontar solo tus propios problemas,
no solo no está mal, sino que es necesario para aprender a vivir intensamente,
sin miedo a las consecuencias.