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El poder de la imagen en unas elecciones

A cuatro días de las elecciones generales, es necesario repasar un aspecto importantísimo en toda campaña electoral: la imagen. Da igual lo hecho durante los cuatro años previos (en el Gobierno o en la oposición). Importa poco tener un programa electoral más completo o más ambiguo. En lo último que piensa alguien, antes de decidir su voto, es en la imagen del candidato.

Por eso, con el paso del tiempo, cobra cada vez más importancia el cartel electoral. Cada detalle cuenta, y eso lo saben bien diseñadores, maquetadores y publicistas. Se cuidan, de manera extrema, aspectos que quizás pueden pasar desapercibidos para la gran mayoría de la gente.

Vamos a analizar lo que dicen los carteles electorales de los principales partidos políticos que aspiran a dirigir España durante la próxima legislatura.

 

PP: «España en serio»

PP

El Partido Popular ha optado, en esta campaña, por sentar a su candidato. Como recordando, además, de que se trata del actual presidente del Gobierno, ya que parece estar escuchando a la ciudadanía, de cara a futuras mejoras. Esto se atisba en la mirada (atenta), y en que sobre el escritorio descansa un folio, y entre sus manos se reconoce un bolígrafo; paradigma de mostrar interés por tomar nota de aquello que la gente le pide.

Rajoy no sonríe, pero en su mueca tampoco se denota excesiva seriedad. Su rostro, unido al traje y corbata que viste, le imprimen un aire de candidato de un partido que sabe a lo que se enfrenta.

El lema, «España en serio», parece expresar que, desde el propio partido, defienden que la suya es la única candidatura posible de gobierno, tachando al resto de una apariencia inoperante. El lema está en azul (color del partido), y bajo se ha colocado el día de las elecciones generales, aprovechando el cero para insertar el símbolo del partido (que ocupa de este modo un segundo plano, quizás para evitar relacionarlo con los escándalos de esta legislatura).

 

PSOE: «Un futuro para la mayoría»

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A diferencia del PP, el PSOE sí que coloca en el cartel el nombre de su candidato. Quizás para que los votantes se familiaricen con él con mayor rapidez, demostrando cercanía.

En este caso, Sánchez mira directamente a los ojos de la persona que observa el cartel, demostrando confianza. En este caso, el candidato socialista no lleva chaqueta de traje ni corbata, un gesto que bien puede tratarse como un acercamiento a los más jóvenes o un intento de romper con el orden establecido en la actualidad (recordar que en los debates, el candidato sí ha utilizado traje y corbata). Camisa blanca, gesto de pureza.

Con el lema «Un futuro para la mayoría», los socialistas intentan apelar al «voto útil», tan demandado en esta campaña electoral, erigiéndose como el único partido capaz de frenar al Partido Popular.

 

Unidad Popular – IU: «Por un nuevo país»

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Que Alberto Garzón pose su mirada a su izquierda no es casualidad. Es toda una declaración de intenciones. El candidato de Izquierda Unida sí que sonríe en el cartel, a diferencia de los anteriores, lo que denota felicidad (en un intento de asociarla a su partido).

Viste una camisa (en este caso no es novedad, ya que no es muy asiduo a las corbatas), con el botón superior desabrochado, lo que puede entenderse como un guiño a los más jóvenes. Unos jóvenes que están llamados a ser decisivos en las elecciones de este domingo.

El lema «Un nuevo país» viene a tratar de romper con el bipartidismo. Tanto con el PP, como con el PSOE, en un intento de asentar nuevas formas de gobierno.

 

Podemos (y #ÉsElMoment)

El concepto Podemos y Pablo Iglesias van de mano. El líder del partido violeta aparece en su cartel oteando el horizonte a su izquierda (como Garzón). De nuevo, nada de casualidad. Se trata de pescar, el mayor número de votos posible, en un río revuelto.

Iglesias viste simple (y como aparece públicamente en la mayoría de ocasiones), camisa blanca, tratando de asociar su partido a la sencillez, al día a día de personas normales. De nuevo, un candidato que sonríe. Una sonrisa imperfecta (sin retocar), que también puede interpretarse como una acción de mostrarse sin tapujos. Resulta llamativo, en cambio, que no se vea su tan característica coleta, quizás intentando evitar el mote con el que se le llama en ocasiones de manera despectiva.

El lema, en este caso, va al grano. Una fecha, un nombre de partido, y la demanda de voto. Claro y conciso.

Pero este partido participa, en territorio valenciano, en coalición con Compromís (verdadero vencedor de los comicios locales y autonómicos del pasado mayo). En el cartel, se fusionan el violeta del partido de Iglesias con el naranja del de Oltra. Aparecen ambos nombres y el apelativo con el que se presentan: «És el moment».

Sin duda, llamativo, que en el cartel autonómico oficial aparezcan los líderes (Iglesias y Mónica Oltra), y no Joan Baldoví, candidato número uno al Congreso por esta autonomía. Un claro esfuerzo por sacar a relucir el músculo de los principales cabezas de cartel de estos grupos, con gran tirada entre la ciudadanía, antes que el rostro del verdadero protagonistas de estos comicios.

 

Ciudadanos: «Vota con ilusión»

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Albert Rivera es, curiosamente, el único candidato a la Moncloa que se pierde en el horizonte hacia su derecha. Sonríe, tratando de contagiar ese discurso jovial con el que está llevando a cabo esta campaña el partido naranja.

Viste chaqueta de traje, pero sin corbata y, una vez más, con el botón superior desabrochado, señal de ruptura con aquello a lo que venimos estando acostumbrados.

Lo cierto es que el retoque de la fotografía y del rostro del candidato, quizás, haya sido excesivo. Su cara se muestra iluminada, en busca de esa asociación con el cambio.

El lema, «Vota con ilusión», es el eje sobre el que ha girado toda su campaña. Ya apeló a esa ilusión en el minuto decisivo que se le concedió en el debate a cuatro del 7D, tratando de utilizar esta cualidad como arma para hacer que los votantes depositen en ellos su confianza.

 

 

Los rostros, los eslóganes y los detalles dicen mucho más de lo que pensamos. Quizás no sean decisivos para decidir el próximo presidente del Gobierno, pero cada vez cobran mayor importancia. Y es que ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras. Quizás las mil palabras de un programa electoral que la gran mayoría de mortales no están dispuestos a leerse.

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