Literatura

Negro en la oscuridad

Fue una decisión premeditada. Las dos ocasiones anteriores no habían sido fructíferas, pero esta sí iba ser la definitiva. Entre sus manías estaba la de no insistir en aquellas cosas que no habían funcionado: su matrimonio, su trabajo y su forma de vivir la vida. La primera vez que lo intentó fue con apenas 17 años, cuando su primera novia le dejó por no sentir ya el latido acelerado de su corazón cuando estaba con él. Dos cortes prolongados en la muñeca. Llegaron a pocos minutos de encontrarlo desangrado en el suelo de la cocina. La segunda fue con casi veintiocho. Hacía un tiempo que había perdido el trabajo a causa de la crisis y el banco le había despojado de su casa. Su mujer y su hija habían abandonado el hogar antes de que se consumiese como una vela en la madrugada. El método, una soga colgada al techo de la habitación que había sido suya cuando era un crío. La viga cedió y lo encontraron insconsciente en el suelo. Todos se preocuparon por él, pero el tiempo justo y necesario para que la rutina volviera a sacudir el día a día de la gente. Era una tragedia que se podría haber evitado. Pero todo tiene un final, y esta historia no iba a ser una excepción. El salto al vació desde la terraza del bloque de edificios no fue más que la última de las consecuencias. Y él, otro número más en una lista invisible. Un problema que se sabe que existe, pero que no se combate. Como tratar de pintar de negro aquello que ya es oscuridad.

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